pasar.15 Ellas como las del Jordán marcaron límites que por la fe pudieron cruzar. Dios les estaba enseñando algo. Jesús compara dos aguas: las del pozo de Jacob, al que la samaritana y otros venían a buscar para sus necesidades cotidianas, y el agua que Jesús le ofrecía. Una, era un agua “engañosa”, porque no saciaba. La otra era una agua que se convertiría “en una fuente que brota para vida eterna” (Jn. 4:14). Dos aguas en conflicto que de alguna manera buscan saciar al hombre. ¿Qué significaron
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